Comentamos que a los niños se les pone una prueba para saber si se han aprendido los conceptos enseñados en la clase, en este caso, voy a centrarme en que la prueba es un examen. Los niños cuando le entregas el examen que tienen que realizar, se ponen a responder a las preguntas de la mejor manera posible y cometen fallos, estos fallos los señalas y los corriges, casi siempre los profesores lo corrigen en rojo, para que resalten, ya que siempre hemos asociado el rojo con los fallos que tenemos en los exámenes. Una vez corregidos el examen, se le devuelve al alumno, para que lo vea, pero los niños lo único que quieren saber es la nota que han sacado, entonces muy pocos se fijan en los fallos que han cometido, y eso es lo que más nos interesa para que el niño progrese y aprenda.
Por lo que comentamos varios aspectos a mejorar en la corrección de los exámenes, el primero, era el de corregir con otro color que no sea el rojo, ya que como hemos dicho, el rojo lo ven como una cosa muy negativa, no es lo mismo ver los fallos en verde, que en rojo.
Otra cosa a mejorar era el de subrayar, o señalar el fallo, pero no corregirlo, para cuando se le entregue el examen al alumno, vea donde está el fallo, pero lo corrija el mismo, con los compañeros, mirando los apuntes o ambas cosas, por lo que dijimos que al entregar los exámenes, una opción era ponerlos en pequeños grupos para que ellos mismos corrijan sus errores.
De esta manera que he comentado anteriormente, los niños al corregir un examen no sólo se fijan en la nota que es lo más importante para ellos, sino que se fijan en sus errores, los corrigen y aprenden de ellos, que es nuestra finalidad.
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